Cada una de las mujeres inmigrantes a las que servimos ha realizado un largo viaje. Bueno, nosotros también. Comenzó simplemente como un sueño, alrededor de 2013 o 2014. Varias mujeres, todas de América Latina, una de ellas víctima de violencia doméstica, comenzaron a pensar en abrir un Casa de Paz. La víctima de violencia doméstica estaba familiarizada con un lugar así en Chicago. Se necesitaron unos buenos 5 o 6 años para que todas las piezas encajaran en su lugar. Pero a principios de 2020 abrimos la casa.
Ahora somos jóvenes y estamos tratando de abrirnos camino en un mundo que se ha vuelto extraño en muchos sentidos. Hemos pasado nuestros primeros 20 meses trabajando en todos los detalles. Hay múltiples detalles involucrados en la gestión de una casa donde los residentes van y vienen a una velocidad vertiginosa. Estamos aprendiendo a programar al personal y a los voluntarios. Hemos intentado muchas formas de recaudar dinero, durante una pandemia que a veces nos impedía salir y reunirnos con grupos de personas. Poco a poco, estamos trabajando en varios detalles de la organización: configurar grupos de trabajo, averiguar dónde almacenar las donaciones que recibimos, encontrar formas de obtener computadoras y software, crear un sitio web fácil de usar, realizar evaluaciones de desempeño, llegar a otras agencias locales de servicios sociales, publicación de boletines y mucho más.
Nos tomó 20 meses o más organizarnos lo suficientemente bien como para publicar un Informe Anual, que ahora tiene en sus manos (o lee en su pantalla). Queremos que nos conozca y conozca el buen trabajo que hacemos. También queremos agradecer a todos aquellos que, de formas grandes y pequeñas, nos han ayudado a llegar a donde estamos. Tómese el tiempo para leer este número. Creemos que disfrutará conociéndonos.
